miércoles, 29 de marzo de 2017

Hard to be a God. Aleksey German. 2013.



Pudiera ser que el Renacimiento oliese tan mal como brillara la divinidad, o que fuese al revés pues en asuntos humanos puede haber múltiples visiones y opiniones sobre una misma cuestión, pueden existir distintos mundos donde la belleza se contraponga a la pura mierda o donde la inversión no sea más que una cuestión de actitud, pero no hay buena actitud sin conocimiento, no hay conducta sin norma, orden, aún habitando en este caos humano y desde cualquier sentimiento.

El film de German juega con una escatología planetaria donde los hombres parecieran haberse quedado estancados en las penurias de una edad donde la fuerza se antepone al conocimiento que los tuvo que trasladar a ese planeta donde el jefe puede permitirse estar pulcro a la par que desampara a todos aquellos cuyas diferencias resultan sólo de cierta obviedad. Perderse dentro de este universo a través de una cámara siempre móvil cual personaje más, puede resultar algo tedioso si pretendes captar algo más que la suciedad de una sociedad cuyos deseos y manifestaciones apenas coinciden dada la represión a la que somete la corrección actual. Pero el hecho fantástico acontece tanto en los universos fétidos como en las ensoñaciones románticas y poder sustraer algo, por muy sinsentido que sea, siempre es posible gracias a la imaginación del autor, y la propia.

Cúan difícil es ser un hombre es algo que todos deberíamos tener presente antes de juzgar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario