martes, 13 de diciembre de 2016

The Stuart Hall Project. John Akomfrah. 2013.



Interesante documental sobre el pensador británico Stuart Hall que recorre el nudo de su pensamiento a través de las propias palabras del personaje en su dilatada vida y obra, mostrándonos sus ideas acerca de la teoría cultural y la sociedad. No difiere mucho de la poética documental salvo por los peculiares rasgos del propio personaje cuya música favorita conduce el film y Miles Davis suena de fondo mientras la palabra grabada de Stuart nos cuenta en pretérito o en presente su visión de la cultura y la sociedad, una visión desde la experiencia colonial que pone en juicio ciertas incoherencias del pensamiento de izquierdas europeo respecto al propio pensamiento que defiende.

La identidad a partir de la experiencia decolonizadora y en el mundo globalizado va a ser el hilo conductor de una idea de cultura quizás demasiado abierta. Me topé con este pensador en la carrera y me entusiasmó en demasía y con el tiempo, leyendo y aprendiendo más te das cuenta del abrir de ojos que otros te inculcan y pasé a ver esa teoría cultural suya muy apegada a la fuerza de la cultura, del folclore, del arte en todas sus bajas manifestaciones, y quizá sin prestar la debida atención a otros dominios que no suelen ser caracterizados como tal, aun pudiendo serlo, y que, sin embargo, permiten que el entramado cultural sea el que fuese. Pero no es momento de criticar un pensamiento que se filtra bien a través de las imágenes y el marco y proceso del documental.

El film se nutre principalmente de la voz de un Hall que interviene en directo para hilar esas voces antiguas suyas que ya perfilaban el discurso que plasma el ahora viejo profesor. Entre medias las imágenes que rodean y pretenden centrar el discurso a veces componen y acompañan la palabra y otras son mero entretenimiento estético, puro adorno para prolongar un discurso diferente y al mismo tiempo similar pues todo orden no puede prescindir de él mismo. No tiene el rigor de un ensayo o libro, ni la secuencia temporal del film, ni es un alocado juego dadaísta o posmoderno, pero exhala esa dosis de inteligencia que transmiten las buenas narraciones.

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