martes, 15 de noviembre de 2016

El nuevo Nuevo Testamento (Le tout nouveau testament). Jaco Van Dormael. 2015.



Si supiese cuando fuese a morir puede que no cambiase nada de lo que hago, o puede que sí lo hiciese pues la certeza de ese fatídico dato podría revelar ese algo que la inquietud aguarda para el ser humano. Generalmente aceptamos como buena una pequeña parcela de satisfacción y queremos conservar ese prurito de felicidad hallado, pero las certezas lo cambian todo, o eso intuimos creer.

Con la premisa del dato certero de la muerte de cada individuo Jaco Van Dormael va a retratar irónicamente una forma de pensar a través de seis nuevos evangelistas que hablando de si mismos logran crear un nuevo corpus doctrinal para dar paso al paradigma sometido por el sagrado varón. Una cinta tan fresca como la propia hija de Dios que, valiéndose de la opresión a la que ha sido sometida, encuentra fuerzas, aun sin saber llorar, para plantar cara al creador bruselino y predicar una nueva forma de entender la vida donde cada uno posee su propia música, su melodía adquirida por su condición vital oscilante.

El nuevo Nuevo Testamento ofrece esos relatos donde el Mesías desaparece para dar la palabra al evangelista, a cada persona azarosa que vive la angustia de la parca a su manera y por ello mismo debe tener voz en un credo que acerca más la religión monoteísta a la democracia que parece contener en su interior. La crítica es mordaz, inteligentemente irónica y con unas dosis de humor que plantan cara al surrealismo divino planteado. La mejor película que he visto este año, sin duda.

Porque la vida es como una pista de patinaje mucha gente se acaba cayendo, no dejéis de verla antes de caer (y volver a levantaros).

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