domingo, 27 de marzo de 2016

Beast of no Nation. Cary Joji Fukunaga. 2015.



Para qué nominar a la sinrazón situándola en algún mapa cuando parece genuina, tan humana como el propio amor, tan brutalmente deplorada como asíduamente usada para imponer ideas, otros mapas, otros relatos. Las bestias no necesitan de nación porque no disponen de razón, ese instrumento que nos caracteriza y que muchos de nosotros atrofiamos con los mismos prejuicios que otros anteponen a las propias bestias, por eso es innecesario hacer una cartografía de la sinrazón porque habita en nosotros mismos, tanto en aquellos que hoy se inmolan en estaciones, mercados o parques repletos de gente, como en los que atrofiados por el odio, la venganza, el rencor, la avaricia o la codicia miran hacia otro lado cuando el sufrimiento es lejano y ajeno.

En el metraje vamos a comprobar como se pasa de víctima a verdugo en un santiamén y aunque el hecho de que sea un niño el protagonista nos pueda llevar a pensar que la vicisitud del cambio es posible a la gran plasticidad infantil, no podemos olvidar lo trágico que impone la parca cuando está frente a ti. Vamos a observar cómo en un conflicto las partes pueden volverse solubles, cómo la sinrazón se apodera de la escasa inteligencia y el valor de la vida fluctúa bajo mínimos. La vida desaparece para dar paso a la subsistencia, a una forma de existir sin futuro, esa posibilidad humana que esconde el razonamiento y que es básica a pesar de no venir en la carta fundamental de derechos. Todos deberíamos de tener derecho a un futuro, ese derecho que fortuitamente va a conquistar el niño de nuestra película y que va a poder entender a esa plasticidad a la que hacíamos referencia, no sin serias dificultades y con la suerte de no estar en la piel de otros compañeros ya absorbidos por una forma de vida que incluye droga y muerte. 

Es la historia de un niño con la suerte de nacer desgraciado en un país roto, en un contexto de refugiados, en un lugar donde la política desaparece por otros intereses (que más da cuáles) y donde estalla un conflicto que sesga miles de vidas como la suya, como las de su padre, su hermano, su madre, su hermana, su familia entera y otras miles de vidas inocentes que son arrastradas por una violencia que nace de la propia razón, de la sinrazón que rige el mundo y que somos incapaces de aceptar como demuestran las ausencias de respuesta a las demandas humanas que ha necesitado el mundo y que se quedan en el papel mojado de acuerdos, de vetos, de intereses. 

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