viernes, 9 de marzo de 2012

Las vidas posibles de Mr. Nobody (Mr. Nobody). Jaco Van Dormael. 2009.




No es una obra maestra pero la apuesta bien merece la excelencia, y además el género y el tema me fascinan con lo que mi subjetividad acerca al film al olimpo cinematográfico aún consciente de sus limitaciones (demasiado efecto de postproducción y algún detalle en el guión encajado precariamente por ejemplo).
La conexión de todo, la ligazón que existe entre un acto y todo su alrededor, el mecanicismo del mundo de partículas que nos constituyen en último término es el trasfondo de esta historia de amor, amores, y también desamores pues todo depende de frágiles conexiones y puestas en escena. Cada acto pone en marcha una cadena de efectos insoslayable, cada elección nos lleva irremediablemente a un destino, pero como ese destino hubiese sido muy diferente de haber pensado o actuado de diferente forma la realidad puede tomar distinto cariz. Así nuestro personaje en esta distopía trata de narrar su vida en ese futuro no muy agradable a través de la hipnosis, pero su vida fue todo lo que pudo haber sido gracias a esa teoría (cuerdas) que postula unas dimensiones de más. Y es en esa múltiple vida y su narración donde anida la magia de la película, con grandes efectos visuales, una gran capacidad para cuidar los planos en su escena y en su valor creativo, un guión difícil pero bien trabado que muestra las distintas vidas que soportó el último anciano del mundo. La caracterización del personaje principal a lo largo de toda su vida está muy conseguida y vemos en él como son las circunstancias quienes nos determinan pues no es el mismo ánimo el del enamorado que el del rechazado, el que ve una película que el de que simplemente sestea. Veas o no veas la película el mundo va a cambiar, tu destino está allí, doblándose a cada esquina, bifurcando tu vida en cada ocasión en pérdidas o ganancias, en amores o desamores o en símplemente tu circunstancia que decía el maestro Ortega.

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